ALERTA
TORMENTA DE SANTA ROSA: ALERTAN HASTA 130 MM EN LA REGIÓN NÚCLEO
30 de agosto de 2025 08:59

Entre 90 y 130 milímetros previstos para la región núcleo amenazan con frenar la siembra de maíz y recortar el rinde del trigo en pleno inicio de la campaña 2024/25.
La tradicional Tormenta de Santa Rosa se aproxima a la región núcleo con pronósticos que anticipan acumulados de entre 90 y 130 milímetros, una cifra que pone en jaque a los cultivos de invierno y a la siembra temprana de los de verano. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) emitió una alerta al remarcar que las lluvias podrían concentrarse entre el fin de semana y los primeros días de la próxima semana, afectando de manera directa a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, corazón productivo del país.
El impacto no es menor: el este de la región núcleo ya muestra perfiles de suelo saturados y los ingenieros agrónomos advierten que, incluso con apenas 20 milímetros adicionales, el riesgo de pérdidas significativas en trigo es alto. En paralelo, los planes de siembra de maíz temprano también se verían comprometidos por anegamientos y falta de piso.
Los testimonios de productores reflejan la preocupación. En Carlos Pellegrini, en el centro-oeste santafesino, señalan que “una nueva lluvia empeoraría la situación” y que la saturación de los lotes ya frena cualquier avance. En Camilo Aldao, Córdoba, remarcan que “las precipitaciones semanales acumuladas dificultan lograr un buen stand de plantas”. La incertidumbre domina en zonas donde, hasta hace pocas semanas, la campaña de trigo mostraba un panorama alentador.
De acuerdo con el relevamiento de la BCR, el 85 % de los lotes trigueros se encontraban en estado excelente y el resto en muy buen estado, con expectativas de rindes cercanos a los 50 quintales por hectárea. Ese horizonte puede modificarse drásticamente: una caída de apenas tres quintales por hectárea supondría pérdidas por más de 200 millones de dólares en exportaciones.
La preocupación no se limita al cereal invernal. La siembra temprana de maíz, con una intención de 1,9 millones de hectáreas en la región núcleo —un incremento considerable frente al ciclo anterior—, se enfrenta a un riesgo latente de demoras. Si las precipitaciones exceden lo previsto, el escenario de la campaña gruesa quedará condicionado desde el arranque.
Este fenómeno climático llega en un momento clave del calendario agrícola. Septiembre es decisivo para consolidar el potencial del trigo y abrir la ventana de siembra del maíz. El agua que en otras campañas sería bienvenida, hoy aparece como una amenaza. La “Tormenta de Santa Rosa”, más que un mito popular, se presenta como un evento capaz de torcer el rumbo de la producción en la región más fértil del país.
En números, los 90 a 130 milímetros proyectados equivalen a más de la mitad de la media mensual de lluvias de septiembre. El exceso sobre perfiles ya saturados complica el escurrimiento natural y eleva el riesgo de anegamientos. Para los técnicos, el desafío no es solo la pérdida inmediata, sino también las enfermedades fúngicas que podrían multiplicarse en lotes encharcados, reduciendo aún más el potencial de rinde.
Mientras tanto, los productores observan con cautela la evolución del pronóstico y las decisiones de manejo se vuelven día a día más complejas. La ventana de acción es limitada y la dependencia del clima vuelve a poner en evidencia la fragilidad del negocio agrícola frente a fenómenos meteorológicos extremos.
La región núcleo, motor exportador de la Argentina, podría definir su campaña en cuestión de horas, dependiendo de la intensidad y la distribución de las precipitaciones. Una tormenta que llega con nombre propio y con un peso histórico vuelve a poner a prueba la capacidad de resiliencia del campo argentino.
La tradicional Tormenta de Santa Rosa se aproxima a la región núcleo con pronósticos que anticipan acumulados de entre 90 y 130 milímetros, una cifra que pone en jaque a los cultivos de invierno y a la siembra temprana de los de verano. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) emitió una alerta al remarcar que las lluvias podrían concentrarse entre el fin de semana y los primeros días de la próxima semana, afectando de manera directa a las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, corazón productivo del país.
El impacto no es menor: el este de la región núcleo ya muestra perfiles de suelo saturados y los ingenieros agrónomos advierten que, incluso con apenas 20 milímetros adicionales, el riesgo de pérdidas significativas en trigo es alto. En paralelo, los planes de siembra de maíz temprano también se verían comprometidos por anegamientos y falta de piso.

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De acuerdo con el relevamiento de la BCR, el 85 % de los lotes trigueros se encontraban en estado excelente y el resto en muy buen estado, con expectativas de rindes cercanos a los 50 quintales por hectárea. Ese horizonte puede modificarse drásticamente: una caída de apenas tres quintales por hectárea supondría pérdidas por más de 200 millones de dólares en exportaciones.
La preocupación no se limita al cereal invernal. La siembra temprana de maíz, con una intención de 1,9 millones de hectáreas en la región núcleo —un incremento considerable frente al ciclo anterior—, se enfrenta a un riesgo latente de demoras. Si las precipitaciones exceden lo previsto, el escenario de la campaña gruesa quedará condicionado desde el arranque.
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